martes, 30 de octubre de 2012

Martes Negro

No se que me pasa, creí que había tomado una decisión, pero estoy muy deprimida... no quiero salir a ninguna parte hoy... solo me quiero quedar aquí por raro que parezca... ya no tengo ánimos de decirle a la gente lo que me pasa ... con que fin? que te pongan una mano en el hombro y me digan... tranquila, todo va a estar mejor... no necesito eso... necesito un apoyo real, alguien incondicional... pero a la vez quiero estar sola... ojala todo el mundo se quedara en silencio por un tiempo... quiero pensar bien las cosas, separar todo lo que me pasa y armarlo de a poco para ir dándole solución a las cosas de a una... pero en cuanto me pongo a pensar en las cosas que me tienen así, o se me aprieta el corazón y quiero llorar a gritos, o me lleno de una rabia gigante que apenas me deja respirar. Hoy, mis manos no han dejado de temblar... quiero pensar que no significa nada, que solo es un impulso de mi brazo ... No quiero salir, quiero quedarme aquí... no me acuerdo de haber tenido tantas ganas de mirar al vació y quedarme así mucho tiempo... Ayer en la noche ordene un poco mis pensamientos, pero no así mis sentimientos... se lo que necesito, pero no es lo que quiero... Muero por abrazarlo, acostarme a su lado y sentir su corazón en mi oído, quizás eso me hace falta para relajarme realmente... pero debo ser fuerte... debo ser fuerte.

1 comentario:

  1. EL GUERRERO SUFRE

    La Vida te ha puesto en un callejón sin salida alguna. No tienes adónde escapar. Sólo te queda entonces sufrir. No pretendas rehuirlo.

    Al contrario. Busca tu dolor. Siéntelo. Masticalo, disuélvelo en tu saliva y trágalo, asimílalo, hazlo parte de ti. Siente las paredes de tu corazón desprenderse. Siente los músculos desgarrarse de tus huesos. Vive la desintegración de tu ser por el dolor.

    Siéntete un desecho. Un par de sandalias viejas arrojadas a la vera del camino por un caminante cansado. Una botella de alcohol arrojada a la basura por un borracho sin destino. Algo insignificante, como lo que realmente somos.

    Llora, blasfema a tu Dios y quema sus imágenes si es necesario. Escucha el silencio de tu soledad. Estás sólo en el mundo. Nadie podrá hacer nada por ti. Estás perdido y desvalido. Deshecho. Una vez más, desintegrado en la adversidad. Llega al fondo de tu tormento. Muere en cada célula de tu cuerpo.

    Pero durante tu calvario, sólo una cosa: una fina hebra roja que recorra tu columna de principio a fin. Que algo, un mínimo de conciencia y dignidad quede encerrada en ese espacio.

    Y cuando hayas tocado fondo, tu cuerpo liviano subirá a la superficie y podrás tomar aire nuevamente. Verás que los engendros crispados que viste en el camino al abismo ya no existen en tu regreso a la luz. No desesperes. Tardarás algo de tiempo en volver. Lo importante es que llegarás. Pase lo que pase, encierra en tu columna la fe en ello. Llegarás.

    ResponderEliminar